martes, 3 de julio de 2007

Del hotel a las oficinas Nokia

Bueno, ya he conseguido sacar las fotos del teléfono con un cable USB que me han dado en Nokia. La verdad es que me lo dieron ayer y me lo dejé en la mesa de trabajo (>_<). Realmente ahora mismo estoy en el curro, pero por motivos varios no funciona bien mi cuenta interna de correo electrónico y hasta que lo arreglen no puedo hacer nada, por lo que puestos a esperar le dedico un rato a esto.

Sea como sea, es hora de contar lo acontecido ayer. Primero, la salida del hotel. Me levanté allá a las 8:30 de la mañana para presentarme en la Arco Tower de Meguro sobre las 10, previo afeitado rápido que no era plan de presentarme ya barbudo el primer día. Tiempo al tiempo. Eso sí, no pude evitar la tentación de ponerme la camiseta del Final Fantasy para causar una buena primera impresión xD.

Como la estancia en el hotel incluía desayuno (y gimnasio, sauna y jacuzzi también, pero con lo reventado que estaba del viaje no habían tiempo ni ganas), aunque no tengo costumbre de desayunar decidí bajar a ver qué tal estaba aquello. Siguiendo las indicaciones del ticket que me dieron junto a la tarjeta para acceder a la habitación me dirigí al primer piso (planta baja) en busca del Cafe California. Por el camino me llamaron la atención un par de cosas: una, que me habían dejado un periódico en inglés en un lugar especialmente diseñado para ello al lado de la puerta del cuarto (se ve que lo dejaban en inglés o japonés según la cara de extranjero que te vieran), y la otra, que un empleado que estaba limpiando una lámpara me vio venir de lejos y rápidamente dejó lo que estaba haciendo para llamarme el ascensor y saludarme atentamente cuando pasase cerca.

En el Cafe California habían varios menús de desayuno, algunos de los cuales incluían natto (soja fermentada) que de hecho estuve pensando pedirme para probar (después de lo del WC, de perdidos al río). La pega es que el ticket que tenía no era tan bueno como pensaba y sólo servía para el menú más barato, que se limitaba a un poco de zumo, unas tostadas y café o té. La verdad es que incluso en una situación así me sentía un poco incómodo porque no sabía, por ejemplo, si tenía que dejar la bandeja en algún sitio o avisar cuando acabase o cualquier otra paranoia rara que fuese habitual hacer y yo desconocía. Así que recurrí de nuevo al sabio refranero español: allá donde fueres, haz lo que vieres. Por desgracia eran ya casi las 10:00 y no tenía tiempo de esperar a que el abuelete de la mesa de al lado o los ejecutivos del fondo terminasen su desayuno o su charla para ver qué hacían. Así que simplemente me levanté, me fui y nadie me dijo nada.

Subí una vez más al cuarto para recoger mis cosas y abandonar el hotel. El siguiente paso era ir en taxi hasta la Arco Tower, situada justo al lado del Meguro Gajoen. Y menos mal que era en taxi, porque estaba lloviendo y no tenía paraguas alguno, además de ir cargado con todo el equipaje. Una vez en el taxi por suerte pude entenderme fácilmente con el taxista, bastó con decirle Ohayou gozaimasu. Meguro Gajoen made itte kudasai. (buenos días, vaya hasta el Meguro Gajoen por favor) siguiendo el ejemplo de un vídeo sobre cómo indicar a ir en taxi que había visto el día antes de salir de viaje.

El viaje duró unos 10-15 minutos y, como no podía ser de otra manera, me ayudó efusivamente en la descarga del equipaje y me agradeció haber usado sus servicios. Curiosamente, este taxista no llevaba guantes blancos, detalle que parece ser habitual aquí. También me quedé con el detalle de cómo cobran el viaje: primero un gasto base que cubre una distancia igual o menor a 2 km y luego te van añadiendo x yenes por cada tantos metros. Los parámetros de metros y yenes no los recuerdo, pero sí recuerdo que variaban según si era un coche "grande" o "pequeño". Todo esto venía explicado,en japonés, en la parte trasera de los asientos delanteros, y después de más o menos leerlo pude comprobar cómo tratar de leer el japonés me marea tanto o más que leer el castellano si voy en el coche. Aunque no fue nada importante, paré enseguida por lo que no me mareé apenas.

Llegado a la Arco Tower fui en busca de los ascensores para ir a la 4º planta, donde se encuentra la recepción. Creo que entré por una puerta trasera a la torre o algo, porque creo que entré por un salón de bodas o algo así. Y una vez en la recepción... no puedo contar mucho más. El tema de la seguridad aquí es bastante estricto, con tarjetas de empleado por zonas y demás historias. De hecho a los que vienen de visitantes les hacen firmar un papel diciendo que no divulgarán cualquier cosa que puedan ver dentro. Y yo además tengo firmado un acuerdo de confidencialidad, por lo que mucho me temo que os quedaréis con la incógnita.

En cualquier caso puedo deciros que me han enseñado las instalaciones, mi puesto de trabajo y he conocido a algunos compañeros, que todo sea dicho, son unos cachondos xD. Como ya decía en el post anterior me han dado un N93i mientras me buscan un N95 y una tarjeta de teléfono cuyos gastos paga íntegramente la empresa. Así que si queréis llamarme avisadme y os doy mi número.

Luego fui con los compañeros del equipo de desarrollo a comer a un restaurante típico japonés, de esos con tatami que te quitas los zapatos, con el menú todo en japonés y repleto de salaryman. La verdad es que fue bastante curioso. De entrada no te sientas con las piernas dobladas en el suelo como tienden a hacernos creer los restaurantes japoneses en españa, sino que debajo de la mesa hay un hueco suficientemente grande para meter las piernas (al menos en el restaurante al que fuimos) por lo que sí, te sientas sobre el tatami o sobre unos cojines encima de éste, pero no sobre tus piernas. Por cierto, otro dato curioso es que al entrar aparte del paño húmedo y caliente para limpiarte te sirven té verde, y puedes rellenártelo tantas veces como quieras. De hecho había una especie de jarra eléctrica para servirse que se encargaba de mantenerlo caliente. Otro detalle curioso es que tienen preparadas una especie de palas para facilitarte el ponerte los zapatos cuando sales del tatami. Luego, después de ponernos los zapatos e ir a pagar el vejete que nos atendía (que parecía perder el hígado por servir a sus clientes) se disculpó por habernos hecho esperar (tardaron un poco en servir la comida) y nos agradeció encarecidamente el haber ido a su restaurante.

De camino de vuelta pasamos por la puerta de un edificio extraño que tenía aspecto de castillo. ¿A que no adivináis que es? Pues resulta que, al menos según mi guía de Tokyo, es el Love Hotel más famoso de todos. A ver si luego me acerco a hacerle una foto y la subo. Está realmente aquí al lado.

Después de varias reuniones informativas para nuevos empleados en las que no voy a profundizar, me llamaron un taxi para que me llevase al que iba a ser mi alojamiento durante 4 meses: mi "pisito" de 22m^2. Pero como esto se está haciendo muy largo lo dejo para el artículo siguiente...

Por cierto, aquí os dejo la primera foto que hice: el Meguro Gajoen visto desde una de las ventanas de la oficina. Puede verse un pequeño cementerio budista también de fondo.

2 comentarios:

Artus dijo...

UOOOUU!!!! Post post, como se nota que no tienes mucha faena aun que vas a post por día mas o menos XD
Ya me pasaras el telefono para cuando esté ayi poder quedar.
Te mandao un mail diciendote que no te preocupes por las entradas, ya lo esta mirando mi amiga por otro lado tambien (gracias de todas formas).
Todos los extrajeros que estais en Nokia estais en el mismo grupo de apartamentos? El nokia N95 te vendrá bien porqe creo que tiene GPS integrado, así no tendrás miedo de no saber volver (a noser que pierdas el sentido de la orientación en Tokyo,como le paso a bea XD)
Un saludo desde Valencia a las 10:01 de la mañana, con una Jornada laboral larga aun por delante.

Ingrid dijo...

Hola, soy nueva aquí y aún no se cómo he vinido hasta tu blog. Me parece divertido y con muchos detalles, ya me gustaría a mi escribir así. Me has hecho recordar que en las cafeterías de Tokyo me volvía loca para averiguar donde tenía que tirar casa cosa: el vaso de cartón en un agujero, la pajita en otro, pero ¿y el azucar? jajajaja. Yo no tuve la suerte de ir a uno de estos restaurantes donde hay un hueco para las piernas, yo sufrí como una condenada para poder comer, jejejeje.
Saludos